* El "top" más célebre quiere demostrar "que los modelos masculinos pueden llegar a ser tan icónicos como los femeninos". Y cree estar consiguiéndolo.
* El mejor pagado.
Es curioso pero quien tenía pintar de estar pasándoselo mejor anoche, en una fiesta organizada en la residencia del embajador británico, era David Gandy. Como si para este supermodelo, invitado destacado de la noche, posar, estrechar manos y responder a los cientos de cumplidos con otras cien palabras amables fuera lo que más le apetecía hacer en ese momento. Eso mientras el ambiente se dividía en tres grupos a su paso: los que hacían cola para estar unos segundos cerca de él, los que lo observaban desde la distancia y los que parecían enfrascados en su propia historia pero, cada vez que el modelo caminaba a su lado, ponían cara de pensar mentalmente, "Pues tampoco es tan guapo".
Entonces uno se da cuenta de que esa es precisamente la clave de su éxito: Gandy es muy consciente de que se le considera uno de los hombres más atractivos del mundo. Y ese es su poder.
"Mi primer trabajo importante fue un lookbook de Paul Smith, pero sobre todo hacía catálogos. No me sentía muy cómodo , no era lo que quería hacer", cuenta antes de la fiesta. Se sienta delante de su interlocutor con una postura relajada, mira a los ojos, sonríe y hace que cualquier declaración sobre su trayectoria profesional parezca una confesión. Está claro que sus metas iban mucho más allá de las del perfecto maniquí. "En aquel momento se llevaba otro tipo de hombre, más delgado y andrógino. Ahora el canon es distinto". Este cambio se ha dado, en gran medida, gracias a él. Pero sobre todo al hecho de que Dolce & Gabbana se cruzara en su camino.
Cuando todos apostaban por una belleza de rasgos aniñados y frágiles, el duo italiano quiso explotar un arquetipo mucho más viril y sexualizado. Lo encontraron en figuras de futbolistas pero, en 2006 apareció David Gandy, y lo que empezó con una campaña publicitaria ha desembocado en un libro que retrata sus mejores momentos junto a la firma y que lo eleva a la categoría de icono estético. Otra etiqueta de la que es plenamente consciente. "A partir de aquel momento quise ir más allá. La moda masculina es mucho menos popular que la femenina. Intento equilibrar la balanza, aunque muchos me han dicho que era imposible", afirma.
Esta claro que no lo fue. Mientras muchos podrían hacer una lista más o menos larga de modelos femeninas, su nombre es el primero (si no el único) que suena cuando hablamos de modelos masculinos, un ámbito que da poco pie a la celebridad y que suele estar poblado por carreras fugaces. "He tardado 13 años en saber cómo mantenerme en el negocio. Hay que saber adaptarse y cambiar, pero sobre todo hay que decir que no a muchos proyectos. No es bueno hacerlo todo. Es más importante afianzar la relación con una marca que trabajar para muchas", confiesa. Se licenció en marketing antes de comenzar a trabajar como modelo y todo apunta a que fue un alumno aventajado.
David Gandy ha sabido construirse una imagen poderosa y persuasiva. Juega a la galantería del cine clásico, y en ocasiones la desmonta mostrándose cercano y cotidiano. Viste un traje a medida de doble botonadura que le da una apariencia distinguida, pero cruza las piernas y gesticula como si realmente estuviera llevando unos vaqueros. Asiente cuando le preguntamos si él es una marca en si mismo, y recurre a la herencia británica para definirla: "Tiene que ver con la tradición inglesa, con la sastrería de Savile Row. Me fijo en el estilo de Paul Newman o Steve McQueen, incluso en ocasiones puede parecer que estoy un poco pasado de moda. Me siento muy identificado con la forma en que se concibe el estilo en mi país, esa vocación vanguardista que tienen muchos diseñadores pero que, a la vez, bebe siempre de la tradición y la artesanía".
Esa es la razón por la que el British Fashion Council le eligió como embajador de su semana de la moda masculina. No es frecuente verlo subido a una pasarela, pero si sentado en primera fila de un desfile con uno de esos trajes ingleses perfectamente cortados. Así se entiende también por qué Johnny Walker lo ha elegido como imagen de su blend más exclusivo, Blue label. El modelo lo define como un "clásico moderno", y lo cierto es que verlo atender a los invitados, whisky en mano, le hace merecer el mismo calificativo.
En los pocos momentos en los que no se le pide ser el alma de alguna fiesta, Gandy escribe columnas sobre coches de lujo en varias publicaciones, desarrolla su negocio de aplicaciones para móviles ( actualmente posee una de fitness y otra de asesoramiento de estilo), colecciona automóviles clásicos o restaura su casa del siglo XVIII. Todo encaja y alimenta la imagen. Por eso, la "marca Gandy" sabe que su futuro no pasa por la interpretación , como ocurre con la mayoría de los modelos famosos, sino por la empresa: "Mi próximo paso sea probablemente dejar de ponerme delante de una cámara. Me gustaría diseñar o trabajar en la dirección de marcas. He aprendido que nunca sabes lo que puedes llegar a hacer, que puedes abrirte caminos inesperados".
Cuando Naomi, Kate y otras topmodels de renombre desfilaron en la clausura de los Juegos de Londres, Gandy fue el único hombre que lo hizo junto a ellas. "Quise demostrar que los modelos masculinos podían llegar a ser tan icónicos como los femeninos. Y creo que lo estoy consiguiendo. Antes la única referencia que el público tenía de nuestro trabajo era Zoolander". No bromea. Por extraño que pueda parecer, aquella parodia sobre el mundo de la moda le ha servido como inspiración. En su momento funcionó como una herramienta de psicología inversa para dejarle claro que prejuicios quería romper. Hoy tiene una fundación llamada Acero Azul, como aquella absurda mirada que desplegaba el el protagonista para cautivar a los fotógrafos. "Qué mejor nombre que ese. Mi proyecto pertenece a Comic Relief, que ayuda a combatir la pobreza mediante la industria del entretenimiento. Yo recaudo fondos mediante acciones que tienen que ver con la moda. Es el título perfecto".
¿Pero Zoolander tiene realmente algo que ver con tu mundo? "La película es una caricatura llena de situaciones absurdas, pero si trabajas en moda te das cuenta de que hay muchas similaridades. No sé qué relación tiene Ben Stiller con ella, pero conoce bien este ámbito". Lo dice alguien que, con su apariencia de perfecto caballero, de ser Clive Owen del mundo de los modelos, no podría estar más alejado de los desvaríos de aquella trama. Así que probablemente diga la verdad.
Artículo escrito por Leticia Garcia para El País y publicado en su edición digital el 11/12/2013.
Transcrito por @AnaBelenRoman
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